The Commercial Value of Design

(Four lessons that every designer should incorporate into their professional practice)

Image generated by DALLE (artificial intelligence) writing: The business value of design

 
 

In an article published by McKinsey in 2018, the authors present good arguments about the importance of incorporating design processes into the entire structure of the organization (something we should all already know).

In this text, they point out that the value of design should promote analytical leadership, it should be transdisciplinary or, better yet, transdepartmental, it should happen at all times, and it is better if it merges the digital world with the physical one to enhance the experience of the entire service. In a very simple equation, the more they incorporate these practices within the company, the higher its profitability will be.

Despite the fact that the audience for this type of articles is usually the stakeholders, and rather than seeing it as the typical complaint of designers (who feel that their work is not valued in the industry), I take away four lessons that every designer should incorporate into their professional practice:

1 — The effectiveness of any practice must be measured, even (and especially) the creative one. Otherwise, we don't know if it worked and what can be improved. So, we should incorporate KPIs (key performance indicators) into every design proposal.

2 — It is the creative's responsibility to integrate into the value chain of the entire company and not wait to be invited to the board meeting. Knocking on the door (metaphorically) and being proactive is the norm.

3 — Listening, observing, and proposing improvements all the time to develop (and improve) constantly helps us iterate quickly and at low cost. Technically, we are saving by avoiding mistakes.

4 — Put aside the nonsense about the separation of disciplines and integrate the industrial, digital, service, and all the others to create products that make a difference.

 
 

 

El valor comercial del diseño

 

En un artículo publicado por McKinsey en 2018, los autores exponen buenos argumentos sobre la importancia de incorporar procesos de diseño en toda la estructura de la organización (algo que todos deberíamos saber ya).
 

En este texto, señalan que el valor del diseño debe fomentar el liderazgo analítico, debe ser transdisciplinario o mejor dicho, transdepartamental, debe ocurrir en todo momento y es mejor si fusiona el mundo digital con el físico para potenciar la experiencia de todo el servicio. En una ecuación muy simple, cuanto más incorporen estas prácticas dentro de la empresa, más subirá su rentabilidad.

A pesar de que el público para este tipo de artículos suele ser los stakeholders, y más que verlo como la típica queja de los diseñadores (que sienten que no se valora su trabajo en la industria), me quedo con cuatro lecciones que todo diseñador debería incorporar en su práctica profesional:

1 — La efectividad de toda práctica debe medirse, incluso (y sobre todo) la creativa. De lo contrario, no sabemos si funcionó y qué se puede mejorar. Así que, hay que incorporar KPIs (indicadores clave de rendimiento) en toda propuesta de diseño.


2 — Es responsabilidad del creativo integrarse en la cadena de valor de toda la empresa y no esperar a que lo inviten a la junta. Tocar la puerta (metafóricamente) y ser proactivo es la norma.


3 — Escuchar, observar y proponer mejoras todo el tiempo para desarrollar (y mejorar) constantemente nos ayuda a iterar rápido y a bajo costo. Técnicamente, estamos ahorrando al evitar equivocarnos.

 

Dejar de lado las tonterías sobre la separación de disciplinas e integrar el industrial, el digital, el servicio y todos los demás para crear productos que marcan la diferencia.

 
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